Mostrando entradas con la etiqueta CUENTOS ZEN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CUENTOS ZEN. Mostrar todas las entradas
miércoles, 15 de mayo de 2013
TÉ BLANCO CON FLOR DE GRANADA Y CUENTO ZEN: EL SENDERO
Uno de los tés que más éxito ha tenido en la fusión con RecreArte Taller, ha sido un blanco Pai Mu Tan con flor de granada.
Es un té muy delicado con un suave y dulce sabor. Además de la flor y semilla de granada lleva pétalos de rosa y unas hebras de té Assam para intensificar el sabor del té.
La Primavera hace más o menos un mes que debiera haber hecho su presencia, pero en esta vieja Iruña no hay ni asomo de ella, así que mientras esperamos su venida, podemos deleitarnos con este sabroso té, que en su sabor floral nos evoca a tan díscola estación.
Para prepararlo solo hay que infusionar sus hojas durante 3´- 4´ con una temperatura del agua a 70º- 80º. y listo! No contiene mucha teína, por lo que puedes tomarlo muy bien a media tarde, como ahora.
Como es una tarde un poco perezosilla os dejo con este cuento zen, que como todos, es para meditar un poco en su contenido, a ver si nos llega la iluminación.
EL SENDERO
El discípulo preguntó:
Maestro ¿qué dirección es la que sigue el sendero correcto?
A lo que el maestro respondió:
La que tu quieras, Norte o Sur.
El discípulo quedó preplejo y volvió a preguntar:
¿No puede expresárrmelo con mayor precisión?
A lo que el maestro contestó:
¿Qué me habías preguntado?
Así que mientras disfrutais de la delicadeza de este té blanco, a reflexionar cual será el sendero, si es que hay sendero, a lo mejor hay que comenzar a caminar para poder tener por donde avanzar....eso es lo que a mi me parece.
¿ Y a ti, qué te sugiere esta historia?
jueves, 7 de febrero de 2013
CUENTO ZEN PARA UNA TARDE DE NIEVE
Iriku, un trabajador campesino acababa de ver morir a su padre Estaba muy apenado, no solo por esto, sino porque consideraba que su mujer no le había tratado con el respeto que el anciano merecia. Una tarde que bajó al mercado a vender su mercancia, se encontró con un comerciante que le llamó indicándole que tenía un objeto mágico guardado para él.
Iriku intrigado se acercó, y el mercader le mostró una especie de cuadro guardado con mucho cuidado entre unos paños. Cuando se lo mostró a Iriku y vió su imagen reflejada en aquella superficie plana y brillante se quedó asombrado, allí estaba el rostro de su padre cuando era joven.
No hace falta decir que emocionado pagó una pequeña fortuna por aquel preciado objeto. Como su esposa no apreciaba al anciano, Iriku decidió ocultar el objeto en el granero, y allí a escondidas, cuando el recuerdo de su padre venía a su mente, se consolaba contemplando su imagen. La mujer observó el comportamiento de su marido, y un dia que este estaba en el campo indagó y encontró el espejo escondido. Cuando miró aquel objeto salió enfurecida en busca de Iriku ¡Se escondía para mirar la imagen de una mujer! Iriku se defendia porque evidentemente a quien él veia era a su padre cuando era joven.
La discusón fué subiendo de tono y los gritos llegaron hasta los oidos de una monja que por allí paseaba. Terció en el asunto y quiso ver el objeto. Cuando lo hizo, su respuesta fué contundente, los dos estaban confundidos allí lo que se veía era la cara de una monja.
¿Y a tí que te sugiere este relato? Creo que es muy interesante. ¿Qué vemos en realidad? yo creo que en la mayoria de las ocasiones vemos las cosas desde una visión parcial, desde nuestra mirada particular y nos cuesta ver más allá porque solo vemos el reflejo de nosotros mismos.
Mientras pensamos en esta tarde de lluvia, viento, nieve.....podemos tomar un tecito " Sakura", que con su toque floral y afrutado nos transporta a la primavera de los cerezos en flor.
lunes, 23 de enero de 2012
CUENTO ZEN PARA UNA TARDE DE TÉ: "LA ODA FÚNEBRE."
Habia una vez en un remoto pueblo un labrado que vivia con su madre. La madre, ya de avanzada edad murió un buen día al amanecer.
Tal y como era costumre, el hijo acudió a casa del maestro para pedir que le escribiera una oda fúnebre para el entierro. El maestro, aún era joven y llevaba poco tiempo ejerciendo como tal, así que nunca se había visto anteriormente en esta circunstancia.Para resolver la situación echó mano de su viejo libro y copió literalmente una oda dedicada a un padre de familia.
Al poco rato volvió a aparecer el hijo en casa del maestro, y dijo:
- Maestro, un amigo mio que sí sabe leer dice que la oda está mal redactada.
- ¿Cómo qué esta mal?, está copiada al pie de la letra y estoy convencido de que está escrita correctamente. Lo que pasa es que en tu casa ha fallecido tu madre por equivocación, ya que el que debiera haber muerto es tu padre.
Es curioso, pero hay gente que anda así por la vida. Les cuesta reconocer los errores aunque son muy conscientes de ellos, y pretenden que los demás que se hagan cargo de su falta de responsabilidad. Seguro que todos conocemos a alguien así... nunca van a reconocer un error, porque para ellos el error siempre lo comete el otro, y además se erigen en maestros y son los que siempre juzgan y tienen razón...
Dedico este cuento a todos los que por alguna circunstancia nos vemos atropellados por individuos así.
Tal y como era costumre, el hijo acudió a casa del maestro para pedir que le escribiera una oda fúnebre para el entierro. El maestro, aún era joven y llevaba poco tiempo ejerciendo como tal, así que nunca se había visto anteriormente en esta circunstancia.Para resolver la situación echó mano de su viejo libro y copió literalmente una oda dedicada a un padre de familia.
Al poco rato volvió a aparecer el hijo en casa del maestro, y dijo:
- Maestro, un amigo mio que sí sabe leer dice que la oda está mal redactada.
- ¿Cómo qué esta mal?, está copiada al pie de la letra y estoy convencido de que está escrita correctamente. Lo que pasa es que en tu casa ha fallecido tu madre por equivocación, ya que el que debiera haber muerto es tu padre.
Es curioso, pero hay gente que anda así por la vida. Les cuesta reconocer los errores aunque son muy conscientes de ellos, y pretenden que los demás que se hagan cargo de su falta de responsabilidad. Seguro que todos conocemos a alguien así... nunca van a reconocer un error, porque para ellos el error siempre lo comete el otro, y además se erigen en maestros y son los que siempre juzgan y tienen razón...
Dedico este cuento a todos los que por alguna circunstancia nos vemos atropellados por individuos así.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)